martes, 13 de febrero de 2018

DEL MORIR Y OTROS MENESTERES


 
Los seres humanos hemos creado y aceptado como leyes todo un conjunto de interrelaciones y eventos que conjugamos como verdades irrefutables , y hasta imprescindibles: Tiempo , fe, amor, guerra , paz , felicidad. De estos intangibles hemos creado a su vez leyes y/o códigos para “facilitar” la conjugación  de tales conceptos. Vale tan solo recordar que el día y la noche solo tienen validez en nuestro sistema de cosas, y  que El sol es apenas un grano de arena en la inmensidad del universo, para desmontar nuestra realidad del tiempo.
Al titular esta reflexión pongo en duda el por qué y para qué de tantas verdades a medias; sin que con ello pretenda menoscabar la esencia misma de lo etéreo, como el amor, la fe y la felicidad. Yo dudo, luego existo,  es al fin y al cabo la razón de ser de la  relación cartesiana entre mi  yo y las circunstancias que nos rodean.
Así que hurgando entre los vericuetos del lenguaje , deslizo mis dudas sobre la impersonalidad de algunos verbos: Digamos que el sujeto es el elemento de la oración que concuerda en número y persona con el verbo: siendo este último, la acción que se conjuga.  También se dice que los verbos impersonales son aquellos que solo se conjugan en tercera persona, y por lo general se refieren a eventos meteorológicos : Llueve, ventea, nieva , truena, etc.
  “Todos quieren ir al cielo; pero nadie desea morir…” reza el saber popular: Asunto que de paso es mas verdadero que las verdades prenombradas.  Y hablando precisamente del verbo morir ,  es ahí donde se centra mi participación en esta reflexión: Yo lo conceptualizo como un verbo impersonal; muy a pesar que lo expresamos con todos los pronombres , y todos los sujetos posibles del lenguaje. Yo diría que es un verbo “impersonalísimo” , si a bien se pudiera usar el término. Pero por las dudas, yo lo declaro así.  
Vayamos a la esencia de lo que es conjugar. Yo como, tu comes, el come…Pero; ¿ podemos afirmar yo muero, tu mueres, el muere, etc.? Tengo mis dudas al respecto: Se por mi afición a la escritura, y quizá por mis andanzas bohemias en los senderos de los bardos, que muchos morimos de amor. Ahora mismo  yo me estoy muriendo de amor sin otra razón que el amor mismo. Gajes  del oficio de vivir enamorado…dirían algunos otros bohemios . Pero lo vivo así.. lo conjugo así  y hasta lo pretendo con orgullo.
  Con respecto al título, y llegando al meollo de este asunto, me temo que nadie conjuga el verbo morir literalmente. YO no ceso mis funciones vitales; antes por el contrario son las funciones vitales las que cesan… y “la pelona”, por llamarle con cierta confianza (anda con nosotros desde que nacemos), se encarga de “ejecutar” literalmente la conjugación de la muerte. Es decir, el no muere, lo muere la muerte. Eso de fulanito se está muriendo ; y me corrigen los verdaderos conocedores del lenguaje , no tiene sentido , al menos para el común de los humanos. (se trasciende según algunas religiones) .
Hoy sin embargo,  me temo , y me duele en el alma , tener que afirmar que Venezuela se nos está muriendo entre los brazos. El país se nos muere porque la gran mayoría de nosotros hemos cesado en nuestras funciones ciudadanas.  Sí. Tal como los órganos vitales  de los que hablamos hace unas líneas. La mayor desgracia, es que el país se nos está muriendo de amor. Tal como los bardos que azuzaron al Quijote tras sus anhelos por  Dulcinea. Y lo peor no es que nos estemos haciendo los locos ,; sino que cabalgamos sobre un rocinante pretendiendo al hambre como un merecido bien.
Y mientras combatimos con los molinos de viento : colas, medicinas, efectivo, agua, luz, Internet, etc. , la verdadera guerra nos rasga las vestiduras (literalmente). Andrajosos casi andamos al menos en cuanto a derechos. El ciudadano ha sido expuesto a la intemperie ante la ventisca “socialista” que nos arremete. El ciudadano debe morir para que subsista el régimen , lo que me lleva a sopesar un imprescindible  : Y viceversa ..!

Venezuela, un lunes de carnaval del 2018.
#QueDiosNosampare