sábado, 30 de junio de 2012

TIEMPOS DEL TIEMPO

VIAJAMOS EN EL TIEMPO..
NUESTRO EQUIPAJE ES LA BRISA..
CON LAS MANOS VACÌAS LLEGAMOS
Y EN EL AIRE NOS MARCHAMOS...
SOLO VIVIMOS LA FRAGANCIA DE LOS AMORES
SOLO COMPARTIMOS EL DOLOR DE LAS TRISTEZAS..
Y SEGUIMOS NUESTRO ANDAR..
AL TIEMPO REGRESAMOS PARA HACERNOS UN RECUERDO
Y CON RECUERDOS HACEMOS LA EXISTENCIA..

Y NOS HACEMOS AL TIEMPO..
ESCLAVOS DE LAS HORAS, HERMANOS DE LOS MINUTOS.
LOS SEGUNDOS NOS ENAMORAN Y SE HACEN ETERNOS
EN EL CORAZÒN...
SOMOS ESE TIEMPO QUE ESTAMPA HUELLAS EN EL ALMA..
NOS AMAMOS...NOS ODIAMOS..MARCAMOS LAS VIDAS
DE NUESTROS SEMEJANTES, Y LLEVAMOS CON NOSOTROS
EL TIEMPO DE ELLOS..

LOS ALMANAQUES TERMINAN SIENDO EL DEPÒSITO DE UNA HUMANIDAD:
LA HISTORIA DE TODOS LOS TIEMPOS...AÙN DE LOS QUE NO HAN COMENZADO.


Prof. Cèsar F. Rivero R.




jueves, 28 de junio de 2012

PROYECTO de GAITA

VA CRECIENDO EL HORMIGUERO  (coro)
EN MI PATRIA: VENEZUELA ,
COMO DICEN LAS ABUELAS:
POR AHI VIENE UN AGUACERO ...
CLARO ...MIREN HACIA EL CIELO:(solo)
QUE ESTA TIERRA TAN BENDITA..
DE PRIMERO NECESITA ..(coro)
QUE LIMPIEMOS NUESTRO SUELO...

SE DICE QUE LOS CUBANOS,
HAN LLEGADO PA`QUEDARSE
SIN SIQUIERA MOLESTARSE
OCUPAN NUESTRO TERRENO..
¿ QUÈ ME DICEN COMPAÑEROS?
SI ENTREGAMOS NUESTRAS  BASES:
QUE SIRVAN PARA LIMPIARSE .
LAS BOTAS LOS HABANEROS..

A LA PATRIA LA TRAICIONAN
Y NO VENGAN A QUEJARSE
PORQUE TIENEN QUE CALLARSE
EN MANOS DEL EXTRANJERO..
..!ESTO SI QUE ESTÀ BIEN BUENO..!
CHINOS, RUSOS GOTA A GOTA:
HOY SE LLEVAN EN SUS FLOTAS
NUESTROS POZOS PETROLEROS.

HOY LA PATRIA ESTA RENDIDA
TODOS SOMOS PRISIONEROS
SOLO BASTA QUE HAYA UN DEDO
QUE LAS CULPAS DICTAMINA...
PERO TOMEN LAS MEDIDAS,
PORQUE CRECE EL HORMIGUERO
Y COMO DECÌA MI ABUELO
EL INVIERNO SE AVECINA...

Cèsar F, Rivero

martes, 26 de junio de 2012

PABLO. (Un simple cuento)


PABLO.
  
  En  el campo las leyendas y la realidad se entrelazan para  tejer matices que hacen de la fe  una compañera cierta que acompaña el devenir del tiempo.
Es así como encontramos a Pablo persignándose a medida que sale del río. Sus ojos no se apartan del agua , y sale corriendo a contarle al abuelo lo que  le acaba de suceder. Lleva en su mano la prueba irrefutable de lo que viò…
    El día había comenzado con la faena acostumbrada en esta época del año. El canto madrugador de las paraulatas y el cielo ennegrecido hacen presagiar la llegada de las lluvias . La  tierra es labrada para saciar su sed con los primeros aguaceros.  A  escardilla, Pablo ha estado trabajando toda la mañana. El calor inclemente, además de la polvareda del terrenal seco, lo obligan a buscar refugio debajo de unos árboles a las orillas del río.
     Desde allí, contempla un horizonte donde la efímera silueta de un jinete, y el ganado, parecen diluirse en la sabana. Las distancias se disuelven  bajo el  ardiente sol.
Pablo se ha quedado ensimismado y a no ser por  el revoloteo de una aves muy cerca de él, se hubiera quedado dormido.
     Se pone de pié y camina sigilosamente hacia el río intentando descubrir el origen de aquel ruido inusual. Luego de unos breves pasos  llega a la orilla , donde estas  aguas siempre lo han recibido para devolverlo a la vida.
     Se quita la ropa y se dispone a sumergirse en la cristalina corriente. Se zambulle una y otra vez dejando ver en su desnudèz lo delgado de su cuerpo. De nuevo el fuerte aleteo entre los matorrales llama su atención y permanece quieto en medio de la poza.
    El dorso del muchacho corta la corriente dibujando ondas que se disipan entre los pequeños arbustos.
     Este apacible río es muy famoso entre pescadores, que se agolpan en su cause al llegar la temporada. Durante esa época son muy pocos los lugareños que se arriesgan a tomar un baño en estas aguas,  que se hacen turbulentas y traicioneras. Sabrà Dios la cantidad de visitantes que han perdido botes, y hasta la vida en procura de los peces que van a desovar  aguas  arriba.
     Durante esos días las personas que habitan este lugar procuran no acercarse, para evitar las molestias de una gente que pregunta demasiado, y solicitan favores para resolver las penurias propias de quien no conoce esta región.
A esta hora, uno de esos pescadores, llamado Francisco López, esta llegando de la ciudad con su esposa y dos hijas.  Estaciona el vehículo y se dirigen hasta una estrecha playa que enmarca a El Raudal. Allí se detienen a contemplar  una escena que ya les es familiar. No es la primera vez que permanecen extasiados en este lugar.
     Hoy Francisco no ha venido a pescar. Y no lo ha hecho  desde que su hijo se perdió en estas aguas .Desde ese dìa no ha vuelto a lanzar un anzuelo .  Hoy precisamente se cumplen Seis años de aquella mañana, cuando llegó con dos amigos y su hijo, armaron campamento y se dispusieron a abordar su bote. El río de aspecto turbio advertía  de una posible creciente; pero las ansias de una buena pesca  pudieron mas que lo que aconseja la prudencia ante tal señal.
     Ese día estuvo lloviendo en las montañas y las pequeñas quebradas , que alimentan al rìo, elevaron su caudal. De repente, El Raudal bajò violentamente para arrasar con todo lo que encontró a su paso. El pequeño bote donde estaban Francisco y sus acompañantes fue barrido por la creciente. Aterrorizados,  Francisco y sus amigos , con el orgullo empapado, y llenos de rasguños , alcanzaron la orilla.
     Hasta hoy, nunca hubo noticias del  niño que acababa de cumplir Diez  años. Por mas que recorrieron el río junto a otros pescadores no encontraron rastros del muchacho. Unos días  después cuando las aguas habían bajado su nivel, recorieron el rìo  hasta la desembocadura, y ni señas del niño, y la mochila que llevaba a  su espalda.
     Hoy, Francisco y su familia están aquí  precisamente para conmemorar esa fecha y la memoria de aquel niño, que el trajo a conocer los misterios de estas regiones. A  hacerse un  hombre.
     Las lágrimas no se hacen esperar,  y entre sollozos  lanzan al agua muchos pétalos de rosa que trajeron  como señal de homenaje…hacen algunas oraciones  y súplicas por el desaparecido. Permanecen impávidos por unos instantes, cada uno recordándolo a su manera.
_ “Donde quiera que te encuentres hijo, perdóname”.  Masculla Francisco con un gesto en el que  amalgama la rabia y su tristeza.
_ “Donde quiera que el esté  recibirá el mensaje de estas flores, y sabrá cuanto le amamos” . Le susurra la esposa sin conocer la verdad que se encierra en sus palabras.
     Ahora, Francisco camina hacia el río sin importarle mojar su ropa. Se detiene donde el agua le da por las rodillas. Mira los pétalos flotar río abajo hasta perderse de vista. Allí permanece largo rato humedeciendo sus recuerdos.
    Su esposa e hijas se sientan en una enorme raíz a contemplar su ausencia. Y es verdad. Lo saben absorto en su pensamiento y no pretenden sacarlo de ese trance.
Pasan varios minutos e inmóvil, Francisco ni siquiera responde al saludo de dos lugareños que pasan por el lugar. Estos le observan y lo suman a su repertorio como uno mas que viene a realizar rituales esotéricos.
_ “ja,, sin prender una vela no va a conseguir los favores de un  santo”. Comenta uno de los campesinos , a manera de burla y sin detener el andar.
_”Si hombre compa. Y  esas flojas ni siquiera lo ayudan”. Comenta el otro, al instante que comparten una sonrisa.
_”Ni pa` eso como que sirven los capitalinos…!”
     Los dos hombres continúan caminando río abajo hasta desaparecer entre los matorrales. A unos quinientos metros , Pablo aún está en el agua disfrutando del frescor que le llega hasta el espíritu. El abuelo siempre le ha dicho que al río se le respeta y se le ama. Trae la vida y se la lleva, remoja la esperanza y lava estas tierras trayendo el renacer.
     Pablo se zambulle una vez mas y para su sorpresa emerge en medio de una alfombra de pétalos rojos y blancos que le rodean y le hacen estremecer del susto. Piensa en las historias acerca de cosas extrañas que suceden por aquí.  y que ha escuchado del abuelo, y de boca de los lugareños que habitan por estos rumbos.
    Se persigna varias veces para protegerse.  y toma del agua un puñado de los pétalos para enseñarlas al viejo, que a lo mejor no creería lo que le acaba de acontecer. Presuroso corre al rancho llamando al abuelo.
_ “Abuelo,…..! abuelo…! “ . Y no obtiene  respuesta.
     Sale de la humilde construcción y se dirige al sembradío de cambures que está detrás.
_  “Abuelo…! Abuelo…!”
_  “Aquí estoy, Pablo..¿ qué te pasa ‘? ¿ Por qué tanto alboroto? Ni que hubieras visto a un muerto…”
_ “No abuelo, un muerto no; pero mira….mira”..
_ “Y ¿ qué es lo que tengo que ver  mijo .? “. Aparece el anciano de entre las plantas.
    Aún nervioso, el joven no se había  percatado que mantenía el puño cerrado. Abre su mano y el hombre observa los pétalos sin tener idea de lo ocurrido. Pablo inicia su relato…….
­_ “Abuelo,  mientras me bañaba en el río, de repente  toda el agua se cubrió de estas flores.”
     El hombre, cargado de años y experiencias, nunca había oído nada igual. Se rasca la cabeza debajo del sombrero pensando una explicación para el evento.
    Le indica al muchacho que le acompañe al río. Y mientras avanzan cavila un presagio que lo ha perseguido durante  estos años.
De entre los matorrales surgen dos hombres que  se dirigen a ellos para saludar al cimarrón.
_ “Caramba Don chucho, si no es así no lo vemos.” Le saluda uno de los caminantes
_ “Si hombre, mijo. Si ya casi ni salgo de este rancho….¿ Y como que andan celando unas  lapas?. Responde,  tratando de no alargar la conversación.”
_ “No hombre..Don chucho, si con este solazo y este calorón, lo que provoca es echarse en el río a ver pasar el tiempo”.
_ “Si hombre….”
_”¿ Y  Usted si como que va a echarse un bañito en la poza?”. Le preguntan.
_”Noo  hombre ,,..si lo que voy es averiguar una vaina que asustó a Pablo ahí…”
_  “Y  ¿ que será? Porque ese carrizo vive metido en ese monte” ..
_ Guá…miren lo que le salió en el río....enséñales Pablo…
        El muchacho abre su mano y le explica a los recién llegados lo que le sucedió.
_ “No mijo..no te asustes..,,eso no tiene nada de raro,  mas arriba vimos a una gente haciendo brujerìas  y que pa`  llamar la suerte. El tipo que estaba en el agua hasta lloraba, debe estar bien jodido…..Don chucho sabe las vainas que  ahora vienen a hacer por aquí., además es Mayo y hasta los aparecidos tienen sus creyentes” 
_ “Es cierto…, estamos en Mayo  y hoy es”……Proclama   el viejo sin terminar la frase.
_ “Ahhh. , como si no lo supiera , Don chucho., si ayer vestimos la cruz”…Responde el hombre tratando de completar el pensamiento del Don chucho.
­_”Es cierto mijo…es que esta memoria mía…ya hoy hace….tanto de eso”.
_”¿Tanto de qué abuelo ?”. Tercia el jovencito.
__”Olvídalo Pablo..”, y entre dientes murmura algo que solo el conoce.
    Vuelve a su mente un pensamiento que le asusta, que ronda en sus sueños;  pero que lo obliga a enfrentar la realidad.
_”¿ Y por dónde viste a esa gente, Olegario? “. Pregunta el viejo.
_ “Río arriba, como a diez minutos de aquí. ¿ Y eso? ¿ Cómo que se quiere echa` unos ramazos? “. Bromea uno de los hombres.
_ “Que ramazos , ni que ramazos…si me acompañan, quizá me puedan ayudar”.  Indica don chucho.
Intrigados, los dos hombres deciden acompañar al viejo y al muchacho.
El  viejo en sul andar va desempolvando una historia que solo  el y su difunta esposa compartieron y guardaron con celo…
   Hace unos años, un cuatro de Mayo para ser exactos, hubo una violenta crecida de El Raudal que tomó por sorpresa a todos. Ese día no había llovido por acá;  pero  en las montañas llovió toda la mañana. Las aguas bajaron con tal furia que la llanura se  inundó de repente, quedando charcas por todos lados. En la tarde, Don chucho salió a recorrer la vega y para su sorpresa se encontró con un niño desmayado entre los camburales.  Un enorme chichón en su frente delataba el por qué  de su desmayo, y los rasguños en los brazos una señal de que este niño había sido arrastrado por la corriente, que afortunadamente lo botó hacia la orilla.
    El  y su esposa le atendieron hasta hacerlo reaccionar. Unos  minutos bastaron para darse cuenta que aturdido por el golpe, El niño había perdido la memoria. Por ello cayeron en la trampa de dejarlo unos días mientras aparecían los familiares.
    En su cuello descubrieron un cordón con una medalla en la que se leía: El Nazareno de San Pablo, por lo que decidieron llamarlo así.  Pablo.
La señora lavó con esmero la ropita que estaba en la mochila que  traía el niño y le hicieron saber a los escasos vecinos, que se trataba de un nieto que había venido a pasar una temporada con ellos. A Pablo se le hizo fácil querer a estos abuelos….
 Ya en el camino, Don chucho se debate entre encontrar a esa familia o que no aparezcan nunca.
    Cuando se acercan al sitio donde aún están Francisco y su familia, Don chucho le pide a Pablo que se esconda en el monte  por si hay problemas. En realidad quería indagar una realidad que no quisiera descubrir. Se aclara el pecho para llamar la atención del grupo familiar.
_”Buenas tardes, paisano”. Don chucho  dirige el saludo hacia  Francisco.
_ “Buenas las tenga, don…¿ Cómo andan las cosas por aquí?”. Le contesta con  esta pregunta para romper el hielo.
_ “Bueno..todo bien y con estos calorones..! ¿ Cómo que vinieron a agarrar una fresca?”. Riposta el viejo, buscando información.
_ “Digamos que sí”. Le responde Francisco, un poco capcioso, y agrega,.”.vinimos a refrescar el alma y a tomar un descansito”.
_ “Ahhh, ya veo..¿ Y vienen de lejos?”. Insiste el viejo en saber  mas de estos visitantes.
_ “Puede ser…aunque la distancia es mayor cuando regresamos”.
_  “¿ A qué se refiere? No entiendo?.”.Arguye,  El viejo.
_ “Bueno…hace algún tiempo nosotros perdimos a un familiar en este sitio, y cada año venimos a conmemorar su partida….por eso se nos hace mas largo el regreso, porque nos vamos llenos de tristeza y recuerdos”.
    Don chucho conjetura en su mente, si estas serán las personas que había esperado, y que nunca quiso que llegaran. Prefiere indagar indirectamente. Quizá con la esperanza que aún guarda en su corazón.
-       “Si ,  hombre. Tantos pescadores que han muerto ahogados en estas aguas.. ..Y tan tranquilas que se ven.; pero son una fiera indomable en el invierno, ¿ Un hermano , algún compadre?”
_ “Mi hijo…,apenas un niño de Diez años…..Diego de Jesús…, aquel día se perdió en una crecida, y nunca lo pudimos encontrar”. .Francisco rompe en  llanto.
    En la garganta de Don chucho se hace un nudo que le impide continuar la conversación.   Su rostro enrojecido llama la atención de Pablo, y este sale de su escondite para acercarse a ver lo qué le sucede al abuelo. 
_ “ Pablo, te dije que  esperaras allá”..!
    La mujer, que había permanecido en silencio , reconoce en el joven los rasgos de su hijo perdido y  corre hacia él. Lo abraza y rompe a llorar.
    Igual Francisco, se acerca atónito y toma el rostro del muchacho entre sus manos….
_ “Diego de Jesús …hijo… eres tu ,¿ Por que no nos reconoces? ¿ Qué te han hecho?.”..
_ “Dios Santísimo es  Diego”…Corren las hermanas hacia el chico, que aún no entiende lo que sucede; pero igual  llora  ante la  inusual situación….
     Todo se ha quedado en silencio, y un mudo llanto quebranta el rostro de Don chucho. Las lágrimas parecen desgarrarle hasta el último recodo del sufrir.
 _ “Pero señor,  si este es mi hijo Diego”…Francisco se dirige al anciano.
_ “La historia será larga….mejor acompáñenme al rancho, y les cuento”. Apenas logra balbucear  Don chucho.
   El grupo toma el camino a el rancho  de Don chucho. La tristeza hace mas pesados los pasos del anciano, a medida que va contando los detalles de lo ocurrido, hace Seis años, tal día como hoy. El alma se le  esta yendo cuando recién llegan al rancho. Las piernas se le desvanecen ante el umbral.
_ “Abuelo…abuelo”…Lo toma el muchacho del brazo al ver que se desploma hacia el piso.
_ “Don chucho ¡ Por Dios ¡ ¿ Qué le sucede?”. Se acerca Olegario a auxiliar al joven que apenas sostiene al anciano.
   _”Pablo, perdóname…esos son tus padres..que Dios te…”.Apenas pudo decir,  con sus ojos fijos en el rostro de aquel joven.
   .Con Pablo se van sus fuerzas , y la tristeza se encargó de lo demás.
    LA tarde siguiente, después de sepultar al anciano, Pablo cierra la puerta de la casita donde quedan vivos sus únicos recuerdos.
    Al tomar el camino, el río  susurra un hasta luego que solo Pablo puede escuchar.
                                     
      C.K. Galindo.      

                                         A un amigo...que llamamos Pablo.