sábado, 10 de octubre de 2015

ENHIESTA (Narrativa para mis amigas y amigos)

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El alba emerge del horizonte desbordando la desnudez de la tierra recién surcada   de los sembradíos. Un concierto de verdes enmarca un paisaje  en el tiempo. La brisa nace para perfumar la luz. Con timidez , el sol van palpando el suelo donde  las semillas  están por germinar.  El aroma de los terrones parece agradecer el gesto que invita a los granos a emerger de la tierra.  Y entre  las húmedas muestras sobre un  pastizal se fue urdiendo el presente.
En un paisaje donde rebosa la vida,  cada sendero vibra con su propio respiro, y las historias manan de cada recodo. Todos en “El timbal” lo saben.  La magia de la exuberante vegetación conmina a remozar la fe, y abona el verbo  que acaricia a  las leyendas. Aves, mariposas y aromas  son parte del código con que la vida expresa su mensaje para los que conviven en tan cercanos a la naturaleza. Cada cual , , de algún  modo,  respeta el verbo que conjuga a este ambiente  con la sapiencia muy particular de quienes han plantado sus huellas por estos caminos.  
En el fundo “El Timbal “ el tiempo está transpirando  la esencia de los espaciosos corredores que protegen la casona. La joven Mariana ya está sentada en el bode de su cama y se dispone a renovar  su fortaleza para afrontar el nuevo día. Estira sus brazos parsimoniosamente a medida que sus ojos acaramelados redundan con el aroma de  los primeros sorbos que yerguen el amanecer. Apura un bostezo para echar a andar su particular jornada.  Su piel canela atesora la estirpe del trópico que se abre  paso por las ventanas de aquella inmensa habitación..  Los sonidos de la casa materna distan  mucho del bullicio que le despertaba  en el dormitorio universitario. La chica, recién egresada de la facultad veterinaria , ha regresado a la residencia donde transcurrió  su infancia  para encargarse de las rutinas propias de su recién adquirida profesión. De hecho,  ha venido  a encargarse de toda la administración de los predios del fundo familiar.  Aún siendo la menor de tres hermanos,  su padre convino en encomendarle todas las responsabilidades que exige esta tierra. Sus dos hermanos mayores poco frecuentan este suelo en virtud de sus profesiones. El mayor, un corredor de bienes raíces , y el otro, un  arquitecto ,que poco atinan a resolver en los asuntos del campo..
 Son las seis y media,  y el sol fulmina los últimos recovecos de la serena oscuridad que sorbe  la habitación que pertenece a Mariana desde que tiene uso de  razón . Hoy,  el contorno de las columnas exteriores armoniza con la silueta de una joven que fluye en  las transparencias  que deja ver a través de su ropa de dormir. Con apenas 25 años, asume con tesón las experiencias de su padre; pero sin dejar a un lado el donaire de su personalidad . Mariana ha de visitar el espejo dos o tres veces antes de salir de la habitación.  Hoy ha decidido tomar  el desayuno justo frente a las ventanas que enmarcan el resplandeciente valle desde el interior de la casa. Es sábado, y Ella sabe con pericia que son pocas las tareas importantes que hayan quedado sin resolver en la semana que culmina.  Mariana sabe con certeza que su fragancia delatará su presencia para  los trabajadores del fundo que ya  deben estar disponiendo  unos caballos para salir a revisar el monte donde presumen que está una vaca que estaba a punto de parir .  Ayer  tarde , la copiosa  lluvia y el afán de los relámpagos hizo imposible arrear el ganado hasta el lugar acostumbrado.
El mensaje  esencial  surte el efecto convenido en los presentimientos de Mariana, y la respuesta no se hace esperar.
_ “ Señorita, Mariana . Tenga buen día.  Manda a decir el Sr. Carlos  que ya encontraron la vaca recién parida , y que todo está bien.. Así que señorita Mariana hoy  tiene tiempo para probar unas arepitas dulces que le preparé. Están infladitas como a usted le gustaban..”
_ “ caras´ Isabel , me voy a malacostumbrar  a la delicia de tus golosinas.  En apenas seis días que llevo aquí, ya me has dado a probar por lo menos tres  dulces diferentes.  Esas arepitas  no  me las puedo perder. Dile a alguno de los muchachos que le avise a Sr. Carlos  que estoy atendiendo unas cuentas, y tu te vienes a sentar conmigo para darle mas gusto al desayuno.  Una conversadita no está demás para brindar por las buenas noticias..”
_”Como usted disponga , señorita , usted es quien.. “ La frase a medio decir , se quedó tronchada por la carcajada de Mariana, y su súbita exclamación.. “
_ “ Déjate de pendejadas Isabel, que tu te criaste conmigo, y bastante que jugamos juntas . Para ti Yo sigo siendo Mariana , ¿o se te olvidó que hasta  comíamos en el mismo plato?
_ “ Como el Sr. Carlos  dijo que usted ha llegado para ser la patrona..” Isabel había estado presintiendo este encuentro a solas con Mariana, y se hacía de una excusa para abreviar la conversación . Teme que Mariana ya no esté interesada en revivir aquella amistad.
_ ¡ Que Carlos , ni que un carajo..! , A mi me importa un comino lo que Ellos estén pensando.  Tu sigues siendo la Isabel que conozco , y Yo sigo siendo la misma persona que se fue de aquí desde que culminamos la primaria. Así que te vienes a comer conmigo y te dejas de esas bolserías.. Si sabrá Dios.. que yo no me fui a estudiar  para ser la patrona ..! Habrase visto..!, Tráete las arepitas que tenemos mucho que recordar..”
_ “Como usted disponga…. “
_” Te acabo de decir que me quites el usted, que esa vaina  sale estorbando  entre nosotras.. .! La respuesta malhumorada deja  en ascuas a la joven que no se encontraba identificada con aquellos tratos tan directos con los dueños del fundo.
  Criada a la usanza del lugar , Isabel aprendió a tratar con especial respeto  a los padres y  hermanos de Mariana. De la noche a la mañana , se siente nerviosa ante la exigencia de la nueva patrona , que es como todos ya  llaman a Mariana en “El Timbal”. La familia de Isabel se levantó  en los límites de estas tierras . Sus padres y hermanos mayores han laborado  para esta familia desde mucho antes que Ella misma  viniera al mundo.  Basta recordar que los vestidos mas preciados de su niñez, eran los vestidos que Doña Antonieta le mandó a cortar junto con los de su hija  Mariana. Como olvidar aquel extraordinario aroma que les costó la mas  memorable  paliza que atiza sus recuerdos. Aquello sucedió algún lunes cuando Mariana tomó prestado el caro perfume de Doña Antonieta para echárselo a escondidas camino a la escuela. Nunca se olvidará en “El Timbal”  a la maestra Lucía entrando a la hacienda con el par de niñas tomadas por las orejas a pleno sol de mediodía .  La mamá de Isabel tuvo que lavar tres veces aquellos uniformes para  poder  borrar el aroma que se consideraba indecoroso para ser lucido por  unas niñitas. Vaya recuerdos ingratos de una feliz infancia.
La delgada estampa de Isabel se abre paso entre las plantas que adornan el salón principal.Regresa presurosa al comedor , y un tanto incómoda toma asiento donde le indica Mariana.
_”caramba chica, y desde que llegué a El Timbal no nos hemos tomado unos minutos para rememorar  tantos recuerdos. Cuéntame de aquella gente que estudiaba en la escuela..”
_ “ Hay tanto que recordar… aunque casi todos ya se han marchado  a hacer vida bien lejos de aquí. Pocos regresan de vez en cuando, y apenas si visitan sus propias familias.. El destino les trazó nuevos rumbos , y de algunos se sabe que  no llegaron muy lejos. A la única que veo seguido es a la maestra Lucía. Ella sigue igualita , como si los años no la tocaran. Si no fuera porque la conozco, diría que ahora es bruja, porque parece que siempre resuelve lo que uno está pensando antes de decirle. Muchas veces me ha preguntado por usted…”
_” Carajo chica , ¿y vamos a seguir con el usted…?
Entre aquellas dos mujeres el tiempo disuelve sus fronteras a medida que la  conversación se extiende por la vida de muchas personas . Hoy algunas quizá ausentes y otras no tanto. Isabel está recordando en este instante lo que su abuela Frida les mostró  una vez en un  sendero hacia el fundo. , y aún revive aquella enseñanza , que  a su vez la abuela  había aprendido de un viejo ermitaño que habitaba entre las montañas. Casi  Nadie mencionaba a  aquellos ancianos ;  al menos  hasta este día. Por estas tierras colmadas de fe y realidades mágicas aún se teme mencionar a Frida y a don Pedro Galindez.  La gente les nombra  mas que con respeto, con un genuino temor. Se dice que trasmutaban animales  y a personas con el movimiento de sus manos y unas extrañas oraciones. Aún se cuenta que sanaban enfermos , y que hasta apaciguaban espantos…
Mariana no se atreve aún a satisfacer su curiosidad por aquellos personajes; pero resuelve asomar el tema. No tiene la menor idea que Isabel también está rememorando aquel evento que les transformó las vidas. Hasta ese día supieron que jamás volverían solas a la escuela.
Isabel adivina en los ojos de Mariana la pregunta que está por surgir . Se miran fijamente por unos segundos y surge un silencio que rasga la serenidad del comedor. La tersa tez de Isabel parece desvanecerse con la súbita palidez que invade su rostro, al mismo tiempo  se hace mas intenso el tono acanelado de la piel de Mariana. Un secreto compartido entre las dos mujeres aflora entre las manos sudorosas que se apresuran a estrecharse sobre la mesa desnuda. La abuela Frida les había hecho prometer que guardarían silencio sobre aquella  experiencia acontecida en este fértil suelo.
Eran tiempos de un severo verano cuando dos niñas ataviadas de azul escolar jugaban con sus pasos a medida que plasmaban sus huellas  en los bordes del camino. El sencillo juego consistía  simplemente caminar descalzas  y ver quien dejaba mejor marcados sus pies en el suave polvo que enmarcaba el sendero.   Apenas daban unos pasos y volteaban a celebrar la comparación. Así dos pares de huellas iban dándole sentido a la condición del juego. Ese día de la nada , un tercer par de huellas comenzó a surgir tras los pasos recién plasmados por las dos muchachas.  Un tanto nerviosas deciden detenerse a observar el suelo con la esperanza que aquellas huellas hayan estado allí mucho antes que las propias;  pero se percatan que delante de ellas no existen rastros de un caminante anterior, y mucho menos descalzo como ellas andaban.  Resuelven dar dos nuevos trancos y para su sorpresa aquellas huellas avanzaron la misma distancia que ellas mismas acababan de avanzar. A la carrera , y sin volver la vista llegaron hasta “El timbal” pasmadas del susto . Ambas se dirigieron a sus respectivas casas y contaron la misma  versión mientras se aferraban a sus respectivas madres.
Doña Antonieta, conocedora de las rutinas que acontecen por estos predios ; pero no menos sorprendida por lo que le cuenta su hija, sale al patio para hablar con Isabel. Allí  se encuentra  con una escena similar a la que acaba de vivir en el interior de su casa. Doris está consolando a su hija Isabel mientras trata infructuosamente de zafársela  de sus ropas. La chica entre sollozos y apretones contra el cuerpo de su madre  vuelve a contar lo que les había sucedido. Las mujeres, un tanto  sobresaltadas , deciden llamar a dos de los obreros del fundo para que las acompañaran hasta el lugar donde las niñas fueron asustadas. Muy a pesar de los ruegos de Isabel y Mariana por no volver al camino ; ambas madres se armaron de valor para hacer el trayecto mencionado por las niñas.
_ “Es allí por los cujisales …” Atina a sollozar una de las muchachas. “ ..Es allí donde están esas mariposas.”
Los dos peones empuñan sus machetes y se adelantan al lugar señalado pensando que lo que buscaban era una serpiente o a algún merodeador.
_” Ave María purísima..!” . Exclama uno de los trabajadores, a tiempo que se persigna.
_ “ ¿ Y que fue lo viste, Miguel, que se te perdió el semblante?. Aborda Antonieta al trabajador ensimismado por lo que está mirando.
_”Mire señora , por estas sabanas los viejos decían que esas mariposas verdes solo aparecen para posarse en el suelo donde haya estado un duende. Dicen que Ellas perciben su aroma al confundirlo con el olor de las flores.. y Yo dudo mucho que en medio este sofocante verano por aquí se haya salvado alguna flor.. Mejor regresemos al fundo, que estos son asuntos para los que saben de eso..”
Antonieta y Doris insisten en acercarse al lugar para corroborar lo dicho por sus hijas, mas solo ven las huellas de las dos chicas, mientras que aquellas aún pueden ver el trazo de los pasos que venían tras los suyos.
_”Allí están , mamita , allí están..!”  grita Isabel a tiempo que se resguarda con el cuerpo de su madre.
_”Mire doñita , mejor hacemos como dice Miguel.. y que de eso se encarguen los santos y la Virgen bendita..” Aconseja el otro trabajador mientras que literalmente las arrea hacia el camino de la hacienda.
Los seis regresan al fundo , un poco confundidos , y de plano nerviosos por la situación . Doris decide comentarle  a Doña Antonieta que consultaría con la abuela Frida sobre aquel evento, y que aprovecharía este momento para llegar hasta  la casa de la anciana . Un tanto incrédula de las prácticas de fe de algunos lugareños , Antonieta accede sin repararos a la petición de Doris.
_”Pero me mantienes al tanto de lo que te diga tu abuela..”
_” Así será , Doña Antonieta.. así sera´..”
Los obreros regresan a sus faenas sin dar mayor importancia a la conversación entre las mujeres.  Sin embargo; se hizo común en “el timbal” que los trabajadores  hablaran de aquellas mariposas , y de lo que estaba por acontecer.
Frida es en realidad la madre de Doris ; pero todos en su familia  se habían acostumbrado  a llamarla abuela. Con el transcurso de  los años aquel epíteto terminó por redundar sobre la tez de la noble mujer. Ceñida por hábitos un tanto clandestinos, todos los habitantes de este valle le concedían a Frida poderes en lo sobrenatural. Una buena rezandera , y mejor comadrona,  entre sus  sencillas costumbres. Frida era reconocida por sus pócimas para sanar enfermos. De  allí , su acostumbrada caminata hasta la casa de un ermitaño que habitaba al pie de las montañas. Aquel hombre , con el tiempo, y por  agradecimiento con la curandera, le fue enseñando algunas cosas que lindan con el peso de las leyendas que se habían  tejido alrededor de su nombre. Nada extraño fue ver a Frida recolectando hierbas con Don Pedro Galindez , a tiempo que parecían conversar con las plantas y con los animales. De allí su fama y el respeto que se les concede al  nombrarlos; de allí el temor por mencionar sus nombres por estos prados.
Aquella tarde , luego de conversar con Doris, Frida acordó ir a buscar a las niñas para echarle un vistazo al lugar donde las asustaron.  Así se dispuso a pasar por “El Timbal” para hacerse acompañar de las jovencitas. Mariana , un tanto recelosa aceptó volver a ese sitio, mientras que Isabel obedeció gustosa andar al lado de su abuela. Antonieta y Doris insistieron en acompañarlas; pero la matrona se negó rotundamente: “ Cinco no es número muy conveniente para encontrase con duendes…”  Se limitó  en decir.
Sin pretender ponerse de acuerdo, Doris y Antonieta presumen que quizá no las habían espantado porque con aquellos  obreros , conformaron  un grupo de seis personas. Frida toma a las dos muchachas de sus manos y enfilan  rumbo hacia el camino principal. Un cordón azul al cuello con un brillante crucifijo , además de un  rosario colgado en su brazo derecho , eran las armas que esgrimía para afrontar aquello desconocido ; al menos para las dos escolares que aún andaban uniformadas.
Las dos mujeres se persignan a tiempo que encomiendan a sus hijas a la fe de sus particulares creencias. Siguieron con la vista a Frida y a las dos niñas hasta que desaparecieron tras unos arbustos secos. La abuela va indagando lo que habían visto las niñas a medida que se acercan a los cujisales. Al mismo tiempo reza con el pensamiento una oración a San Miguel con la que se conforta a la hora de prevenir el mal. No le está prestando mucha atención a lo que le cuentan las jóvenes mientras observa con detalle cada palmo del sendero. Sus sentidos parecen palpar cada brizna del ambiente.
Mariana e Isabel se aferran a el vestido de la abuela al llegar al lugar donde aún revolotean algunas mariposas de tono verdoso . La mujer las abraza contra sí a medida que se arrodilla para proclamar algunas palabras  como si estuviera viendo a quien se las dirige. Todo se ha quedado en absoluto silencio.  Hasta las chicharras parecieron  comprender lo que estaba sucediendo.
_” Ya pueden voltear sin miedo.. Lo que estuvo ya no está, y las mariposas se marcharán con el devenir de la noche. Así suele suceder cuando la inocencia priva ante el acecho de lo inesperado..” . Frida palmea suavemente la espalda de sus acompañantes para devolverles la tranquilidad..
_¿ Y que fue lo que nos asustó ? Susurra Isabel sin aún volver la vista hacia la polvorienta orilla por donde venían jugando. Mariana está gimiendo  a tiempo que enjuga sus lágrimas contra el pecho de Frida.
_ “Nada que por ahora les interese saber ; al menos que hasta que aprendan a rezar..”
_”La maestra Lucía nos enseñó el padre nuestro y nos está enseñando a rezar el credo para que estemos listas para el catecismo.” Atina a declarar Mariana.
_ “Bueno, de ser así, prométanme que jamás contarán lo que les voy a mostrar”.
Frida entendió en el silencio de las niñas que aceptaban el compromiso , y las volvió a abrazar , esta vez con mas fuerza, como pretendiendo unirlas con su alma.
_” En verdad esas mariposas son custodios que resguardan el camino de algún santo, o la presencia de un ser de luz. Quizá un pariente cercano que nos viene a proteger. Pero siempre resguárdense de las mariposas  negras que tienen ojos en sus alas. Son portadoras de malas vibraciones y acompañan a las almas en pena en su tránsito hacia el purgatorio.  A las aves y a las mariposas se le permite ver lo que a la mayoría de  humanos nos está prohibido. Al igual que el resto de los animales y casi todas las plantas , ellas pueden libar la presencia de lo divino y callar lo secreto. Total los hombre no suelen entender el lenguaje de lo que nos rodea.”
-“ ¿ Y si no somos pájaros  cómo  pudimos ver  esas huellas  que nos perseguían ?” Arguye Isabel.
_ “ Ustedes son como inocentes golondrinas o tiernas mariposas que recién están saliendo de sus capullos.. todo es equilibrio en el idioma del universo. Si desearan volar por un instante comprenderían mejor a lo que me refiero . La desconcertante propuesta deja a las muchachas sorprendidas , a la vez que deslumbra  su curiosidad infantil.
Frida introduce su mano en el regazo para extraer un envase de chimó. Abre la latica parsimoniosamente a tiempo que de sus labios brotan algunas palabras a manera de conjuro. Dentro del envase, un polvo amarillento  emana un aroma intenso que invita a aspirar profundamente. Frida apenas roza el contenido con la yema del pulgar y con un leve masaje lo coloca en la frente de Isabel y de Mariana, justo entre las cejas. “ Abran sus alas al sol y sorban del aire la tradición de los tiempos.. todo sobre la tierra es energía y todo por sobre la vida es luz…” Proclama Frida con sus ojos cerrados.
En un instante las dos muchachas semi adormecidas  entraban en un trance que las hacía sentirse desprendidas de sus cuerpos . Frida mantiene  los ojos cerrados mientras mantiene a las jovencitas abrazadas contra si misma.
Una suave brisa encumbra tres mariposas sobre una hermosa campiña. Frutos y flores parecen conversar en las ramas que se extienden por sobre el camino. Un joven descalzo con su dorso al sol y su barba impregnada de rocío está sentado sobre la verde alfombra que cubre todo el suelo. Sus manos abiertas hacia arriba palpan la luz que se plasma sobre su blanca piel. Un hombre , también descalzo , pasa junto a la vereda haciendo un gesto reverencial hacia el joven que parece acariciar el aire. Se detiene frente a las mariposas para obsequiarles una sonrisa. El rostro familiar dirige su mirada hacia donde están unas huellas a la vera de un camino. Hace un ademan para invitar  a que le sigan  en dirección a un troco seco que está semienterrado en el polvo. Con la punta de su pie remueve el tronco y de su interior se ve salir una peligrosa serpiente. El hombre se  quita el sombrero para dejar ver su rostro a tiempo que se despide con una breve reverencia…..
_”! Mi papá, mi papá ..! Despierta Mariana sobresaltada con lágrimas en sus ojos. Isabel y Frida también consternadas simplemente le asienten mientras se ponen de pie. Frida toma a las muchachas de nuevo de sus manos y las conmina a regresar sin decir palabra. Luego se detienen justo frente el sendero hacia  El Timbal, y Frida le recuerda a las niñas el compromiso  que acaban de asumir con ella. Les habla de lo acontecido y de la señal de amparo que las resguarda.
-“ Nada de esto lo deben conversar con nadie o corren el riesgo de perder la facultad de ser protegidas por un ángel tan cercano a ustedes.. Solo diremos a sus madres que oramos muchas veces y que todo está en paz.. Debe guardarse el equilibrio entre la luz y el universo..”  Con estas palabras , Frida dio por terminada su conversación con Isabel y Mariana, y fue la única razón que esgrimió ante Doris y Doña Antonieta.
_” Son cosas de muchachos que se asustan hasta con la brisa.. Unas oraciones y ya están tranquilas.. ¿verdad muchachas?..” Y con un guiño sigiloso, Frida configuró el acuerdo ya prestablecido….
Hoy Mariana e Isabel aún están sentadas frente al ventanal cuando por fin Mariana se decide hablar de aquel momento.
_” ¿Te acuerdas Isabel cuando juntas volamos sobre aquella linda campiña..?
_”cómo no recordarlo si siempre llevo conmigo aquel pequeño envase . La abuela me lo regaló algunos días antes de fallecer.. ¿Quieres volverla a ver?”
Justo como solía hacer Frida, Isabel introduce su mano en su regazo para extraer aquel envase tan lleno de recuerdos..
En  los corrales , Miguel da unas palmadas  a Carlos por la espalda para que voltee a mirar hacia el ventanal de la casona. Ambos se persignan sin aflorar un verbo.
Dos hermosas mariposas están revoloteando en el pasillo y se dirigen hacia el jardín. La enhiesta espiga de los capachos parece conjugarse  con aire que emana de sus alas. La fe y la realidad comulgan con el aroma de este amanecer.

Octubre del 2015.

César F. Rivero R.