sábado, 20 de agosto de 2016

MIEDO


Existe un frágil  equilibrio  en la escritura que obliga a que  la ficción sea creíble para quien lee, e incluso palpable para quien la escribe. Allí existen silencios  que empujan contra las paredes, así como el absurdo de unas dulces lágrimas de  amor. Así la aventura de un cuento va hilvanando estrategias , y de pronto estamos inmersos en su verdad. Así que en una ocasión hubo tantas veces, que nuestro personaje tuvo que aprender a hablar con el silencio mientras su propia imagen le susurra desde un espejo.
Fue en los tiempos alguna dictadura cuando los pobres se descubrieron  mas pobres ; pero se adaptaban a un destino que no era el suyo. Esa mañana, los grises sumergieron al alba en un atardecer tan desolado,  como esta habitación que me atrapa con sus barrotes hechos  de rabia y de tristezas. Una y otra vez he intentado sin éxito disolver esta mentira ; pero me golpea con la brutalidad de sus  verbos. Es pura ficción , suelo decirle al espejo; pero mi rostro me ordena callar, y regresar frente al ordenador para que recree una fantasía donde mis miedos sean tan verdaderos que no los pueda vencer: Tengo miedo de vencer al miedo y perder esta soledad de quien me he enamorado.
Han sido tantas veces que ya las horas no existen cuando me dejo llevar a esta orgía de letras, silencios y terror. Temo asomarme y no libar  tu aroma , temo descubrir que las sonrisas hayan dejado de existir. El tiempo  contagia a  las tristes prosas que absorbo por la ventana. Presiento en la bruma el dolor de unos niños que se debaten con el hambre , mientras sus madres hambrientas combaten con las angustias de no probar bocado.  Temo que el tiempo ha dejado de existir porque como esclavos , presiento a los hombres adivinando las horas. Las espaldas parecen lamer el látigo para saborear su sonido; mientras el sol exalta los grises de un atardecer  sin haber consumido la fragancia del amanecer.   
Son las 6 de la mañana, o ya no se decirles si estoy durmiendo. Hoy despierto hacia una noche que está forzando a los hombres para que renuncien a la realidad.  Es dantesco asistir a esa noche donde dejan de existir las estrellas, y sin luna los  enamorados han renunciado a su intención. Es cuestión de amar a la luna , y perseguir tus ojos en la serenidad de su luz.
Me está doliendo esta noche donde los mansos bueyes lamen sus llagas para poder arrodillarse e inclinar sus lomos para ostentar el yugo. Temo que las madrugadas se han resguardado en las tonadas  para olvidar los bramidos. Temo al temor que todo lo contagia,  y como una nata silencia la voz de los cantos. Los médanos se perfuman con el vendaval de los mares , y a cambio los mares promulgan los silencios que vistieron las dunas. Temo que los cujíes hayan desnudado sus ramas , porque en ellos presumo la tenacidad de los hombres. Presumo sus sombras cuando está amaneciendo.
He  que tendido en la playa de mis temores fraguo las olas que disuelven mis ansias. Temo palpar en las brumas las mustias notas de una canción de amor.
Agosto de 2016