Quizá el
entorno apresurado que nos arrastra no nos permite hacer tiempo para anotar o
tomar en cuenta los remedios caseros. Los viejos, como se suele decir, saben
mucho de las curas ancestrales para muchos de males que nos acogotan en la
actualidad. Para muchos de nosotros el agua tibia es apenas un descubrimiento,
y gracias a Dios que esto está sucediendo. El país está seriamente golpeado y
los moretones afloran por todos lados: Una grave debacle en nuestra moral; por
no decir la suprema carencia, aunada a una resignación catastrófica nos están
induciendo a una especie de esclavitud “añorada”. Pareciera que hace falta el
palo para que nos duelan las costillas, y el hambre escandalosa para rogar por
el pan.
Ya
literalmente nos estamos acostumbrando al secuestro de nuestras sagradas
libertades: Vida , agua, y hasta el aire los estamos mendingando ; aún sabiendo
que por naturaleza son derechos universales. Lo mas grave de todo es que el
mayoral también se está acostumbrando a golpear; y hasta se regocija en el mal
que infringe.
Todo
tiene un remedio: Sal . Sí. Sal que el agua tibia la estamos descubriendo. Sal
de esa cola, sal de tu confortable silencio, sal a mirar lo que se impone en la
escuela como propaganda y abierto proselitismo para reclutar acólitos. Sal a
mirar los tendidos eléctricos en franca destrucción. Sal a ver los niños
muriendo en los hospitales por falta de insumos, sal a ver “los reservorios” de
agua que “ALIMENTAN” los sistemas de distribución del vital líquido. Sal a
respirar los aires de corrupción que han corroído hasta a La Carta magna.
Por cierto,
por desviarme del tema me disculpo y les recomiendo descubrir las maravillas de
el agua tibia , y para los pies cansados agregarle cloruro de sodio. Es decir :
Sal. Solo sal. Dice la historia que El Libertador , Nuestro Simón Bolívar , acostumbraba a hacerlo y pudo
liberar a medio continente americano.
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