“Yo nací en esta ribera de El Arauca vibrador”…Y
ciertamente me siento hermano de todo en ame a esta tierra. He vivido sus aromas
y he palpado sus tristezas. He bebido de sus entrañas y he comido de su sol.
Sigo amando a nuestras mujeres y admirando el temple de mis hermanos.
Nunca me he sentido huérfano de estirpe como
para estar diciendo que ahora es cuando tengo patria. Y mucho menos cuando al
decir país, me tenga que referir a las carencias y a los antivalores que sobornan nuestra calidad
de existencia.
Mi Venezuela es de siete estrellas y un tricolor
bendito por la esencia de nuestro sol, la magnificencia de nuestro mar y la
sangre de nuestros libertadores. Nada que envidiarle a las insignias extranjeras; que son orgullo de sus
respectivas naciones.
Venezolano es un joropo que va perfumando el aire de nuestras sabanas.
Venezolanas son las manos que empuñan el arado con la misma firmeza con que
empuñan las caderas de una mujer al compás de un vals. La patria es el son de
los tambores que acompañan a San Juan , el golpe que en los crepúsculos eleva
un canto a San Antonio ..Es la salve a la Chinita en la voz de nuestras gaitas.
Venezuela es un polo margariteño que con
su salobre aroma nos pasea por el oriente.
Nada mas venezolano que la insigne arepa; y
sin embargo nos las están racionando con el cuento de “tenemos patria”.
UN VENEZOLANO hereda en sus hombros las
estrellas de nuestra insignia nacional para defender su sol, amar a nuestros
mares y resguardar la impoluta majestad de la sangre de quienes forjaron
nuestra libertad.
Hoy “La patria” no es mas que un reducto para
saquear al país en nombre de héroes fallidos , banderas extranjeras y el pensamiento forjado por un hombre que quiso
mancillar la imagen de nuestro Libertador.
Todo lo que nos pertenece nos lo han
convertido en limosna y que por supuesto de rodillas lo tengamos que mendigar
. Esa no es mi patria. Eso no es la Venezuela que aprendí a amar en mis escuelas.
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