Blandir el tricolor para hacernos de su sombra equivale a refrescar nuestras cenizas a la espera que abonen el suelo, y alguna vez florezcan nuestras virtudes. Una vez que Nuestros hijos, nietos , y hasta nosotros mismos, seamos convertidos en esclavos no tendremos tiempo ni para saborear nuestras miserias. Ya no es cuestión de meses para sentir la estridencia del impertérrito látigo sobre nuestra soberanía. Hoy estamos siendo arreados por un grupo de capataces de hacienda que se presumen eximes ante la historia , y ante la calamidad hacia donde nos conducen . La voz del pueblo está por conjugarse y preterir las ansias extranjeras que se ciñen como nubes oscuras sobre el horizonte de nuestra fronteras. Un hito insolente nos apretuja contra las alambradas de la absoluta pobreza.
Venezuela, 17 de Marzo del 2017.
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