Yo
tengo muchas circunstancias que pueden conducir a dudas sobre mi fe; o quizá ,
sobre la manera como me conduzco ante Dios. Mi percepción de su esencia bien
puede distar de los conceptos comunes entre
mis cercanas amistades ; pero a la vez confluye con la de muchos. Para mi , el
hecho que Dios se hizo verbo, me hace pensar que El está aquí entre nosotros : Sobre nuestra piel
y en nuestros tejidos. No pretendo a Dios tan lejano como presentirlo por allá
entre las estrellas mas remotas ,
sentado con una varita , esperando nuestras equivocaciones para asestarnos un
castigo. Yo pienso que esa es la versión humana para alejar a Dios de nuestras andanzas
terrenas. Dios se hizo verbo para conjugarse en todo, y ser conjugado por quienes aceptamos su
existencia: Somos entes en el bien o somos parte del mal. Yo pienso que Dios no
pretende que seamos santos , porque en su omnisciencia tiene perfecto saber de
nuestra esencia y nuestra conducta imperfecta: Pero somos una especie en el
equilibrio del universo. Nuestro deber es el verbo y conservar el equilibrio que
conlleva nuestro accionar sobre la
totalidad. Sea usted creyente o no, Dios está en nosotros , en nuestro ADN
personal. Cabe entonces el albedrío de conjugarse con el universo o pretender
socavar su balance: El bien o el mal.
Dios no
es un cazador que nos acecha cual presas
para divertirse jugando al tiro al blanco. Eso sería muy fácil para quien es
omnipotente y omnipresente. Insisto: Esa es la versión de los hombres para excusar
sus propias acciones: Mantener a Dios bien lejano, y asustando a los niños. Pero, el verbo habla
de la cercanía de los niños para con Dios. ¿Recuerdan el plan? “Dejad que los
niños se acerquen a mi, porque de ellos será el reino de los cielos..”. Y No es
que salgamos desde ya a chuparnos el
dedo. No. Ni que pequemos de “pendejos” como se dice en mi país. Yo pretendo ser
niño cuando amo , y cuando la inocencia me permite maravillarme ante el aroma
de una flor, con la luz de una sonrisa o en la voz de unos ojos. Yo pretendo
ser niño cuando le temo al mal y me conjugo en Dios para adversar a quienes nos
quieren hacer daño. Yo pretendo ser niño cuando me aventuro en los cielos para
sentir a Dios en cada palmo del camino.
Cuando
Jesús retó a los hombres a que lanzaran la primera piedra no lo hizo para
juzgarles.. Si no para advertir que no interviniéramos con el plan divino, vale
decir, con el equilibrio del universo: No matarás, amarás a tu prójimo como a
ti mismo y conjugarás a Dios sobre todas
las cosas.
Sea la
paz con todos.
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