viernes, 18 de noviembre de 2016

YO SOY...


Para las personas con las que he compartido, y sobre todo, para aquellos con quien  interactúo con cierta frecuencia , yo soy un verbo bastante simple de conjugar. Sin tiempos especiales , ni adverbios incómodos que al final estorban la existencia. Yo soy bastante básico como para servir de adorno , y si no fuera por mis escasos atributos físicos, yo andaría desnudo. No lo hago porque yo le  tema al ridículo; si no porque la humanidad se sonrojaría ante semejante afrenta a la beldad. Dicho esto, procedo a exigir me disculpen , si en las próximas líneas se me escapa alguna expresión disonante; pero si usted está leyendo estas líneas es porque usted reside en mi corazón , o usted ha permeado en la piel de mi alma.
Te estarás preguntando que tienen que ver mi discurso, y las premisas expuestas,   con los verbos a los que te invito : Simple y sencillo. Son las 8 de la noche y Venezuela me hiede a bazofias que se adhieren a mi escuálida estampa. El país emana rancios vahos que ofenden hasta los olfatos menos refinados. No les niego que al principio culpé a los perros por la cantidad de basura regada en todos los espacios, y por los extremos hedores que rodean a esta circunstancia de país. Quedo ingratamente sorprendido por la cantidad de adultos y niños que cual zamuros se disputan las bolsas de basura en nuestra no menos conmocionada ciudad. Estoy anonadado por la diversidad de la suciedad, y como esa misma suciedad sirve de alimento, y hasta como objeto de aseo personal ante las prioridades que significan ejercer las necesidades básicas sobre la misma basura que están “seleccionando”. No se si persignarme o rasgar de mis ojos una lágrima que se apresura a corear este desaliento que se me conjuga con la gran arrechera que viste mi escualidez. Deseo que quienes dialogan cristianamente con los comunistas , estuvieran conversando  con su contraparte alrededor de esta mesa. La basura está servida , y hace juego con la realidad de país que se está “refrendando” en un acuerdo que hiede mucho mas que este impúdico orinal.
Mi duda está en si mi presunta desnudez sonroja mas que esta peculiaridad que se nos hace cotidiana , y fatalmente aceptada, con una vulgar resignación que  hiede tanto o mas  que  la misma mierda que acaba de embadurnar mis sencillas  alpargatas.

noviembre de 2016
#SOSporVenezuela 

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