martes, 3 de junio de 2014

PLAN DE VUELO (un ensayo para la felicidad)

PLAN DE VUELO . (Un ensayo para ser feliz)
La tarea de ser Dios no debe ser nada fácil, ni mucho menos rutinaria. Eso de andar pendientes de los pecados y clasificar a las personas , resolverle sus problemas y de paso aceptar ser anónimo en sus éxitos no debe ser en nada muy agradable. Claro, por lo general , imaginamos a Dios como el señor barbudo que anda con un palo para darnos por la mano cada vez que ponemos la torta. Mas aún, le imaginamos remendando cada lío en que nos metemos. Rara vez, compartimos con él nuestras alegrías y éxitos. Por supuesto, esta es nuestra visión netamente humana de tan suprema misión.
Yo ; sin embargo, en reiteradas oportunidades, he insistido en una teoría que pone a Dios dentro de nosotros a través de algo que llamamos destino. Eso sí, sin pensar que ese destino tenga que ser un camino difícil y tortuoso; si no al contrario, bien claro y definido. Individual; pero  común en el sentido de ser útiles a la humanidad y al resto de nuestros congéneres : Llámelos animales, vegetales o minerales. Todo forma parte de un todo que debe estar en equilibrio.
Para quienes compartimos el acto de luz que significa la fe, debería estar bien claro el mensaje: “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza”. Sería de tontos pues pensar que alguien haga un clon de si mismo; pero tan solo para resaltar sus propios defectos. Eso desestimaría la condición de ser Dios. Salvo que lo veamos desde la oscuridad de nuestros defectos: Algunos de ellos  aprendidos y otros adquiridos a través de la vida misma. Cuando aceptamos el mensaje de ser en parte el dios mismo, es porque dentro de nosotros hay esa energía y sapiencia que  podemos descubrir o simplemente desperdiciar. Dios es omnipresente. Por lo tanto está hasta en las esporas que al aire vuelan, pero también abarca la inmensidad de lo que llamamos universo. Entonces, cabe la pregunta: ¿En qué lugar de nosotros está la presencia de Dios , y lo que designamos como destino?.
Seguro que a usted le llegó como inmediata respuesta que  el está en el corazón. Claro, ese es lugar donde habitan nuestros sentimientos. El alma. Nuestra espiritualidad. Desde allí amamos; pero también odiamos y guardamos rencores. Pero; ¿aprendemos a amar o nacemos amando? .
Yo doy por sentado lo segundo. Amamos por naturaleza; pero la humanidad nos desarrolla el odiar. Ya le diré mi por qué. Pero, mientras tanto pregúntese en silencio; para usted mismo. Con sinceridad, ya que no lo tiene que confesar: ¿Usted le ordena a su ser que se enamore, o que se sienta incómodo ante la presencia de algunas personas?. No me responda. Guarde esa respuesta para usted y el Dios que habita en usted. Y si por cosas de la vida usted se ha declarado ateo, no se preocupe. Nadie niega lo que no concibe. Es decir , internamente usted siente que hay algo que lo mueve a pensar, si no , no pudiera siquiera negar tal evento en esa existencia , ni en la suya propia.
Las personas que creemos en Cristo aceptamos que existe una línea de comunicación directa con Dios. Por ello nos atrevemos a decir: Padre nuestro que estás en el cielo…. danos hoy nuestro pan de cada día. Pero; ¿Ese cielo está tan distante y ese pan es tan escaso?. No. Absolutamente no. Al menos para mí no es así. Esa sería una concepción muy básica y humana de los asuntos celestiales. Ya dijimos que acepto ser creación a imagen y semejanza y por ende el está dentro de mi herencia genética , o todo lo que hemos vivido jamás existió. ¿Nos estamos entendiendo? . ¿Qué mas pan que la vida misma, y qué mas cielo que la luz y la energía que nos hace existir?.
Desde el punto de vista científico venimos a la vida con una carga genética que nos hace aptos o ineptos para las circunstancias de la existencia. Sabemos que ese mensaje está en el ADN que compartimos todos los seres. Sería bien escaso nuestro alcance en nuestros avances tecnológicos y científicos, si pensáramos que el ADN solo acarrea la herencia de enfermedades, color de piel, estatura y sexo. De los 23 pares de cromosomas que nos acompañan, salvo casos de excepción, apenas si hemos descubierto la función de la mitad de esos pares . Allí viene contenido también el amor como función primordial. ¿Se acuerda que le pregunté si nacemos amando o aprendíamos a amar?. La ira y el rencor, desafortunadamente, también vienen con el paquete, y se desarrollan de acuerdo con el ambiente que nos toca afrontar. Así mismo, el amor.
Yo pienso que en nuestras escuelas, mas que enseñar , deberíamos es estar desarrollando las capacidades inherentes al ser, antes que al estar.
Sí. Ser y estar, para mi, son dos circunstancias diferentes , pero que al separarlas producen un grave conflicto en la existencia. Para hacerlo mas claro con un ejemplo: Juán es un docente ; pero sus alumnos no le entienden. El es.. pero no está donde le corresponde. Quizá, Juán es un extraordinario veterinario, o el mejor mecánico; pero se le aprendió a ser algo que no se corresponde con su yo particular. Es de decir, no desarrolló su habilidad para hacer los milagros que le correspondía realizar. Somos totalmente diferentes el uno del otro; pero con una razón que nos hace únicos. ¿Recuerdas? “A su imagen y semejanza”. Espero que no hayas pensado que tu rostro, raza , estatura y sexo se corresponden con la imagen de Dios. Yo pienso que la circunstancia va mas allá de la estructura exterior. Está encartada en el mensaje que nos hace humanos: En el ADN está el código de Dios escrito de su puño y letra.

OBRA EN CONSTRUCCIÓN…. (Ojo tus comentarios se anexarán a esta obra. Por ende son muy importantes para ti y para mí . Gracias) 

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