PLAN DE
VUELO . (Un ensayo para ser feliz)
La
tarea de ser Dios no debe ser nada fácil, ni mucho menos rutinaria. Eso de
andar pendientes de los pecados y clasificar a las personas , resolverle sus
problemas y de paso aceptar ser anónimo en sus éxitos no debe ser en nada muy
agradable. Claro, por lo general , imaginamos a Dios como el señor barbudo que
anda con un palo para darnos por la mano cada vez que ponemos la torta. Mas
aún, le imaginamos remendando cada lío en que nos metemos. Rara vez, compartimos
con él nuestras alegrías y éxitos. Por supuesto, esta es nuestra visión netamente
humana de tan suprema misión.
Yo ; sin
embargo, en reiteradas oportunidades, he insistido en una teoría que pone a
Dios dentro de nosotros a través de algo que llamamos destino. Eso sí, sin
pensar que ese destino tenga que ser un camino difícil y tortuoso; si no al
contrario, bien claro y definido. Individual; pero común en el sentido de ser útiles a la
humanidad y al resto de nuestros congéneres : Llámelos animales, vegetales o
minerales. Todo forma parte de un todo que debe estar en equilibrio.
Para
quienes compartimos el acto de luz que significa la fe, debería estar bien
claro el mensaje: “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza”. Sería de tontos
pues pensar que alguien haga un clon de si mismo; pero tan solo para resaltar
sus propios defectos. Eso desestimaría la condición de ser Dios. Salvo que lo
veamos desde la oscuridad de nuestros defectos: Algunos de ellos aprendidos y otros adquiridos a través de la
vida misma. Cuando aceptamos el mensaje de ser en parte el dios mismo, es
porque dentro de nosotros hay esa energía y sapiencia que podemos descubrir o simplemente desperdiciar.
Dios es omnipresente. Por lo tanto está hasta en las esporas que al aire
vuelan, pero también abarca la inmensidad de lo que llamamos universo.
Entonces, cabe la pregunta: ¿En qué lugar de nosotros está la presencia de Dios
, y lo que designamos como destino?.
Seguro
que a usted le llegó como inmediata respuesta que el está en el corazón. Claro, ese es lugar
donde habitan nuestros sentimientos. El alma. Nuestra espiritualidad. Desde
allí amamos; pero también odiamos y guardamos rencores. Pero; ¿aprendemos a
amar o nacemos amando? .
Yo doy
por sentado lo segundo. Amamos por naturaleza; pero la humanidad nos desarrolla
el odiar. Ya le diré mi por qué. Pero, mientras tanto pregúntese en silencio;
para usted mismo. Con sinceridad, ya que no lo tiene que confesar: ¿Usted le
ordena a su ser que se enamore, o que se sienta incómodo ante la presencia de
algunas personas?. No me responda. Guarde esa respuesta para usted y el Dios
que habita en usted. Y si por cosas de la vida usted se ha declarado ateo, no
se preocupe. Nadie niega lo que no concibe. Es decir , internamente usted
siente que hay algo que lo mueve a pensar, si no , no pudiera siquiera negar
tal evento en esa existencia , ni en la suya propia.
Las
personas que creemos en Cristo aceptamos que existe una línea de comunicación
directa con Dios. Por ello nos atrevemos a decir: Padre nuestro que estás en el
cielo…. danos hoy nuestro pan de cada día. Pero; ¿Ese cielo está tan distante y
ese pan es tan escaso?. No. Absolutamente no. Al menos para mí no es así. Esa
sería una concepción muy básica y humana de los asuntos celestiales. Ya dijimos
que acepto ser creación a imagen y semejanza y por ende el está dentro de mi
herencia genética , o todo lo que hemos vivido jamás existió. ¿Nos estamos
entendiendo? . ¿Qué mas pan que la vida misma, y qué mas cielo que la luz y la
energía que nos hace existir?.
Desde
el punto de vista científico venimos a la vida con una carga genética que nos
hace aptos o ineptos para las circunstancias de la existencia. Sabemos que ese
mensaje está en el ADN que compartimos todos los seres. Sería bien escaso
nuestro alcance en nuestros avances tecnológicos y científicos, si pensáramos
que el ADN solo acarrea la herencia de enfermedades, color de piel, estatura y
sexo. De los 23 pares de cromosomas que nos acompañan, salvo casos de
excepción, apenas si hemos descubierto la función de la mitad de esos pares . Allí
viene contenido también el amor como función primordial. ¿Se acuerda que le
pregunté si nacemos amando o aprendíamos a amar?. La ira y el rencor,
desafortunadamente, también vienen con el paquete, y se desarrollan de acuerdo
con el ambiente que nos toca afrontar. Así mismo, el amor.
Yo
pienso que en nuestras escuelas, mas que enseñar , deberíamos es estar
desarrollando las capacidades inherentes al ser, antes que al estar.
Sí. Ser
y estar, para mi, son dos circunstancias diferentes , pero que al separarlas
producen un grave conflicto en la existencia. Para hacerlo mas claro con un
ejemplo: Juán es un docente ; pero sus alumnos no le entienden. El es.. pero no
está donde le corresponde. Quizá, Juán es un extraordinario veterinario, o el
mejor mecánico; pero se le aprendió a ser algo que no se corresponde con su yo
particular. Es de decir, no desarrolló su habilidad para hacer los milagros que
le correspondía realizar. Somos
totalmente diferentes el uno del otro; pero con una razón que nos hace únicos.
¿Recuerdas? “A su imagen y semejanza”. Espero que no hayas pensado que tu
rostro, raza , estatura y sexo se corresponden con la imagen de Dios. Yo pienso
que la circunstancia va mas allá de la estructura exterior. Está encartada en
el mensaje que nos hace humanos: En el ADN está el código de Dios escrito de su
puño y letra.
OBRA EN
CONSTRUCCIÓN…. (Ojo tus comentarios se anexarán a esta obra. Por ende son muy
importantes para ti y para mí . Gracias)
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