Una
madrugada del mes de Septiembre me despierto entre angustias. Me siento
quebrantado por la solemnidad del silencio que enmarca a el ambiente. La
estrellas mas silentes que nunca parecieran hasta callar su brillo. Madrugada
sin luna , y sin mas pretensión que esperar a que el alba libe en las aguas de mis
esteros.
Un
cigarrillo crispa entre mis dedos como alentando a una conversación que no es ;
a excepción porque estoy pensando, y un monólogo emerge de una página en blanco.
Vacía esta gracia que me bendice la musa, ya que su esencial virginidad me invita a
ejercer el verbo. Al fin y al cabo, Yo soy un ciudadano del mundo que nada entre las mas profundas
contradicciones: Sigo soñando con el amor aunque desvele mis penas. Sigo
creyendo en Dios aunque ejercite mi fe. Un venezolano mas , que sueña
contemplar auroras ceñidas por los colores patrios. Mis estrellas fluyen en el azul de la esperanza , y manarán
fulgores en el preludio de nuestro amanecer.
Mi país
es quizá el mejor del universo porque es mi país. Es lo único que espero
mientras me asista la vida. Hoy amanezco mas orgulloso de ese sentir para
abrazar a mis paisanos : A todos los venezolanos resguardados por Nuestra constitución; que muy a pesar que sobre sus
letras hoy se plasman las inmundas huellas de la ignominia gubernamental ; su
espíritu libertario sigue latente entre las nobles notas de nuestra canción patria.
Ayer
leí la carta de algún célebre autor. Y con ella amparo el dolor de una amarga duda.
Una trsite disyuntiva que me carcome los
versos porque la respuesta no rima con los albores de mi bandera. Debo reafirmar entonces, que se trata de
algún célebre escritor porque estoy seguro que su humildad no comulga con la fantasía
de las marquesinas. Quizá como lo fue Don Andrés Bello en Chile. Como lo hizo nuestro Andrés Eloy Blanco en sus exilios.
Nunca extranjeros en las tierras que perfumaron con su esencia. Y mucho menos
extranjeros en la sangre de nuestras glorias o en la estirpe con que nos
prodigan. Si. Se trata de nuestro paisano,
y por buenaventura mi tocayo, el Sr. César Miguel Rondón. A quien el vituperio de los cretinos de un mal llamado comunismo , pretendió
enlodar.
Mi duda
es a cuántos Césares está Venezuela en este instante. A no ser que los
venezolanos hayamos perdido también nuestra identidad, entonces me sentiré extranjero aún cuando soy nacido en esta
rivera del Arauca vibrador : Gracias a
Dios..!
septiembre
de 2015.
#SOSporVenezuela
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